La amnistía fiscal ha resultado ser un chasco. Si bien todavía queda un día para poder llevar a cabo la denominada “regularización”, los datos ofrecidos hasta hoy arrojan un triste 6,5% de recaudación total sobre lo esperado: 149,6 millones de euros sobre los 2.500 millones esperados. Triste y… ¿a qué precio?
Todo comenzó por una situación financiera excesivamente comprometida. El Estado no podía hacer frente a los pagos porque no tenía liquidez. Se encontraron las “arcas vacías”, y se encargaron de hacérnoslo notar con numerosas intervenciones al respecto. Además, se encontraron con que la balanza de cobros-pagos era insostenible. Para lo primero, se decreta una amnistía fiscal por la que cualquier persona, previo pago de un 10% de sanción, puede declarar capitales no regularizados. Para lo segundo, la historia de los recortes que tanto conocemos.
Centrémonos en lo primero (sin perder de vista lo segundo). Como yo necesito dinero, no me importa que previamente me hayan robado. Con que me paguen un 10% de lo que me han robado, les perdono. “Es que con ese 10% nosotros podemos solucionar el problema de liquidez que tenemos”. Genial. Sin embargo, mientras les perdono a aquellos que me han robado mucho con que me paguen un 10%, a aquellos que me pagan religiosamente, no les paso ni una.
Exactamente. La amnistía fiscal tiene un alto precio a nivel de crispación del ciudadano de a pie. Ese autónomo que paga el IVA de facturas que no cobra, ese profesional que tiene que retener más en sus facturas, ese contribuyente que paga más IVA… todos ellos, en procesos como éste, se ven maltratados y tratados como ciudadanos de segunda.
¿Es rentable el desgaste de imagen y la crispación creada? Todo depende del resultado. Independientemente de que no me gustan los razonamientos maquiavélicos, olvidémonos de la justicia o no de la medida y vayamos a la conveniencia económica de la misma. El precio que paga el Gobierno sólo tendría sentido en caso de una recaudación tal que le permitiera solucionar en gran medida el problema de “arcas vacías” que tanto ha denunciado.
Y, ¿cuál ha sido el resultado? Pues tendremos que esperar a que termine el proceso (finaliza mañana). Pero, de momento, sólo se ha recaudado un 6,5% del total. Generalmente se produce un incremento importante de la tendencia en los últimos días. En cualquier caso, parece poco probable que se vayan a cumplir las expectativas generadas.
La amnistía fiscal ha sido un chasco. Independientemente de que el Gobierno la haya suavizado con el eufemismo de “regularización fiscal”, el desgaste de imagen que ha sufrido supera en mucho al grado en que se soluciona el problema de la falta de capacidad de pago.