
Mireia Belmonte (@miss_belmont): o cómo pasar del infierno al cielo en cinco días. El 28 de julio por la tarde quedó octava en la final de 400 m estilos o, como les ha gustado recalcar en varios medios, última (a pesar de seguir estando entre las ocho mejores del mundo). Ayer, 1 de agosto, en la final de 200m mariposa, consiguió una plata y la primera medalla de la delegación española en los Juegos de Londres.
Hace cinco días, Mireia era tratada en los medios como uno más de los “fracasos” españoles en esta competición. Se escribía sobre ella con cierto desdén, con frases como: “sus esperanzas serían altas, pues al finalizar la prueba se negó a hablar con los periodistas españoles (…)”. Como si estuviera loca por desear alcanzar una medalla.
Ayer, esta nadadora fue encumbrada a lo más alto por periodistas, compañeros, aficionados… Pasando a ser la heroína del deporte de nuestro país. “Grande Mireia” han sido las palabras elegidas por el periodista Ramón Trecet para finalizar su último vídeoblog. Vítores y más vitores para un ser humano que hace cinco días era criticado con dureza.
El deporte profesional se ha convertido en una vorágine de información y de opinión, en la que no importa lo que hiciste ayer, ni lo que puede que hagas mañana. Todo el esfuerzo, todos los entrenamientos y todo el trabajo llevado a cabo se reduce al presente. Nadie se acuerda en Los Ángeles de que los Lakers estuvieron deambulando por la NBA hasta que Gasol llegó a sus filas y les dio opciones al anillo, ahora es sólo un jugador blando. Nadie le dio el beneficio de la duda a Mireia cuando quedó octava en su primera final en estos Juegos. Sólo hoy. Ángel o demonio, pero sólo hoy.
Mireia Belmonte es el ejemplo de lo que supone estar expuestos a los medios a través del deporte. La bipolaridad de un mundo que te ensalza o te condena con una facilidad pasmosa y sin ningún tipo de miramiento. Incluso, faltando el respeto al deportista y a la persona (que, casualmente, son inseparables aunque muchos defiendan lo contrario).
¿Cómo se puede digerir eso sin volverse loco? La única solución es tener una dirección clara, que surja de una reflexión profunda y fría, y trabajar por seguir en dicha dirección. A veces no somos capaces de conseguirlo solos, pero con ayuda todo es más fácil.