Para quien a estas alturas no lo sepa, una compañía startup o start-up es una empresa de nueva creación que se caracteriza por su gran riesgo o recompensa y unas enormes posibilidades de crecimiento, basadas en la innovación, las nuevas tecnologías, y el desarrollo y diseño web. En general una start-up comienza con una idea creativa y un valor de diferenciación. Sus gastos son mínimos, pero es capaz de obtener con ellos sustanciales ganancias.
El secreto de su éxito es precisamente esta diferenciación y su gran capacidad de adaptación a los cambios, así como el lanzamiento de necesidades altamente demandadas y orientadas completamente al cliente. Su visibilidad en las redes sociales y la comunicación es continua, consiguiendo una masificación de sus ventas al estar prácticamente abierta a todo un país o a un continente gracias a la Red.
Las start-up suelen estar apoyadas por aceleradoras de crecimiento y por business angels, inversores con capital pequeño pero inteligente, ya que tiene bajo costo, riesgo más alto porque son empresas en crecimiento, y una retroalimentación de la inversión muy activa. Los business angels invierten en varias start-ups, y así tienen más posibilidades de que alguna de ellas despegue y comience a crecer. Entre el emprendedor y el inversor se crea un vínculo de creación y nacimiento de la empresa, lo cuál hace que el interés de ambos porque siga adelante es máximo.
Las startup en España están experimentando un gran auge en los últimos años, a pesar de que se encuentran con las grandes dificultades de financiación por las que está pasando el país. Últimamente los fondos están viniendo desde aceleradoras de negocios y grandes empresas, abiertas a escuchar propuestas innovadoras para invertir en ellas y que luego puedan ser adaptadas a sus modelos de negocio. Desde 2.008, han surgido en España una docena de fondos corporativos dedicados al capital riesgo. Grandes como Repsol, Siemens, Endesa o Iberdrola son algunas de las compañías que han actuado como aceleradoras de negocios para varias start-ups. Las grandes empresas han caído en la cuenta durante estos duros años de crisis que tienen que apoyar nuevos proyectos innovadores y a los jóvenes emprendedores, porque si no lo hacen los bancos, alguien tiene que hacerlo, y que además ésa es la puerta de salida de la recesión.
Por ejemplo General Electric ha creado una serie de programas con fondos de 10.000 millones de euros para proyectos innovadores en el sector de las energías renovables, y otros 6.000 millones para innovaciones que ayuden a reducir costes sanitarios. Endesa ha ofrecido un fondo de 14 millones de euros a start-ups de España e Italia que contribuyan a “cambiar las reglas del juego en el mundo de la energía”. La compañía Siemens, es un poco más exigente y busca startup más consolidadas, con una base mínima de clientes y una facturación de al menos un millón de euros anual. En España, Telefónica ha jugado un papel muy importante en los últimos tiempos acelerando múltiples start-ups, para lo que creó en primera instancia la aceleradora Wayra para empresas de nueva creación y después Amérigo, para financiar ya proyectos en expansión.
En realidad no es más que un intercambio: gracias a estas inversiones, las start-ups pueden llegar a internacionalizarse mucho más rápido y crecer a un ritmo que no podrían con sus posibilidades iniciales, y a cambio las multinacionales se sumergen en proyectos innovadores con los que obtienen también muchos beneficios.
Las startups están teniendo un gran auge en España debido también al cambio de rumbo y a la adaptación a los nuevos tiempos, se ha visto que la innovación y la inversión en nuevos proyectos es la única vía para cambiar la mentalidad de los jóvenes con expectativas de funcionarios, a tener ilusión por ser emprendedores.