Es uno de los componentes de las cuentas anuales de nuestra empresa. Nos da información acerca de los ingresos y gastos obtenidos durante un ejercicio económico y arroja el resultado final del mismo como beneficio o pérdida.
Los ingresos son aquellas operaciones que suponen un incremento en el patrimonio neto de la empresa y los gastos son aquellas operaciones que suponen una disminución del patrimonio neto.
Los ingresos y gastos son clasificados y agrupados por su naturaleza. Nos encontramos con dos grandes bloques dentro de la cuenta de pérdidas y ganancias, el referido al resultado de explotación y el de resultado financiero. El primero está comprendido por los ingresos y gastos derivados de la actividad de la empresa. Dentro del segundo, nos encontramos con aquellas partidas de ingresos y gastos relacionados con las operaciones financieras de la empresa.
La suma del resultado de explotación y el resultado financiero nos da el resultado antes de impuestos. Una vez aplicado a esta cifra el impuesto sobre beneficios, obtenemos el resultado del ejercicio procedente de operaciones continuadas. A esta cantidad se le suman las operaciones interrumpidas, que son aquellos componentes de la empresa que han sido enajenados o puestos para la venta y que se consideran como una parte independiente del resto de la empresa, y obtendremos el resultado del ejercicio.
Existe una versión más simplificada de la cuenta de pérdidas y ganancias y que no refleja las operaciones interrumpidas, que es la abreviada. Para poder formular este tipo de cuenta, las empresas tienen que cumplir al menos dos de los siguientes requisitos:
Que el total de las partidas de activo no supere los 11.400.000 €.
Que el importe neto de la cifra anual de negocios no supere 22.850.000 €.
Que el número medio de empleados no sea superior a 250.
Para formularla, deberemos de seguir lo especificado en la tercera parte del Plan General de Contabilidad desarrollado en el Real Decreto 1514/2007.